La experiencia cotidiana se presenta como la propia realidad y acaso también como la única posible. Así como también la creencia de que la manera en que vemos el mundo refleja el mundo tal como es. Es desde la posibilidad de tomar distancia de esta realidad, cuando se hace posible pensarla, comprenderla y mirarla desde otro lugar.
La cuestionabilidad de la visión dualista del mundo, tiene un largo desarrollo, sin embargo se mantienen posturas que intentan dar prioridad al “dentro” (primacía del individuo) o al “afuera” (primacía del entorno o de la sociedad). Se hace necesario recuperar la afirmación de Watzlawick (1995) en que la comprensión de los fenómenos deriva de la relación, entre el “dentro” y el “afuera”, desbordando así el ámbito de lo personal: alma y sociedad son dos conceptos inseparables. En este sentido afirma, estamos determinados mediante las propiedades del sistema al que pertenecemos, pero también estamos en condiciones de poder intervenir de modo autónomo y de generar cambios. Entre el individuo y el sistema se da una interdempendencia mutua. Desde la perspectiva del constructivismo radical es posible diferenciar entonces, entre dos realidades: una de primer orden, dada por la percepción directa por los órganos sensoriales y otra de segundo orden, consistente en la atribución de sentido, de valor y de significación a dicha percepción. En palabras de Heisemberg (1959), “La realidad de lo que podemos hablar jamás es la realidad en sí, sino una realidad sabida e incluso, en muchos casos, una realidad configurada por nosotros mismos... Presisamente, para nosotros se da sólo el mundo en el que el concepto ‘existe’ tiene un sentido” (Heisemberg, citado por Watzlawick).
En esta misma línea de pensamiento, la perspectiva relacional de la mente, expresada en las ideas pioneras de Bateson (1998) respecto a una concepción sistémica y cibernética de la comunicación, representa un paso adelante respecto a la forma de pensamiento causalista y lineal dando lugar a otro de carácter circular. Para este investigador, la mente es interacción y la comunicación está determinada por un contexto que configura ciertas condiciones de producción y de significación. La comunicación es definida como “un conjunto que incluye a todos los procesos a través de los cuales la gente se influye mutuamente: un más allá del cuerpo que traspasa el perímetro biológico mediante extensiones de la mente, que en su alcance comunicativo, mediante los efectos de esas extensiones y de sus trazas informativas, se convierten en puntales y vigas de cohesión psicológica y social, de interacción, identidad y pertenencia a un contexto dado (el sobresaltado es personal).
Las reflexiones aquí vertidas permiten entender que una vida sin un supuesto sobre la realidad, esto es, sin un sentido, es insostenible. De allí la búsqueda permanente del sentido por el sujeto humano, donde la imaginación y la esperanza constituyen la fuerza vital creativa. La atribución de sentido es entendida como modo de edificación, de construcción inventiva de la realidad. Sin embargo, la idea de que no nos encontramos con el mundo, sino que lo inventamos resulta para muchos incomprensible.
Un ejemplo de cómo el contexto no pudo ver una nueva realidad construida, se muestra explicitada en la conferencia de Alejandro Piscitelli (2004) presentada en el II Congreso –ONLINE OCS, a partir de reconstruir el origen de Internet:
En 1959 Paul Baran, a quien el gobierno norteamericano le solicita el diseño de un sistema de comunicación que fuera capaz de detener un presunto ataque soviético, plantea que la estructura ideal para dichos fines debía ser una red distribuida en forma de retícula. Para ello, hacía falta un sistema de comunicación inexistente en ese momento por lo que el mismo abogó por la creación de un sistema de comunicación digital. Sus ideas no fueron escuchadas y aquello sólo era una posible realidad en las representaciones del ideólogo, el contexto no pudo dar cabida a la nueva creación: Las resistencias económicas y culturales impidieron que tal propuesta se concretara. Sin embargo, aquellas ideas que naufragaron, pudieron verse valoradas diez años más tarde, cuando ARPA por caminos alternativos llega al mismo lugar, en un contexto local e internacional que le da cabida, surgiendo de esta manera Internet.
Ubicados en el contexto actual, (el desarrollo de la cultura se presenta en) se pone de relieve en el desarrollo de la cultura la denominada Tercera de las Fases o discontinuidades culturales: la de la informacionalidad, en la que las informaciones digitales son claves y atraviesan nuestra forma de vida. Este modo de vida denominado por algunos oralidad secundaria y por otros como vida tecnológica, está caracterizada por el uso intensivo del diseño y la información y circulación de bienes informacionales (Kiektik, M., 2008). Algunos hablan de la era del vacío, en donde el aburrimiento o el fracaso en la búsqueda del sentido, se relaciona con el aumento en las tasas de consulta por temor, pánico y trastornos de la ansiedad y con una homogenización global de las prácticas sociales y los consumos culturales. Este mismo autor, va a decir que somos lo que las tecnologías del conocimiento nos hacen ser (Kiektik, 2006: 1). De esta manera, frente a la revolución mediológica acaecida (desde la palabra oral, escritura, imprenta. Televisión, Internet…) las transformaciones producidas suelen aparecer acompañadas por cambios en las formas de cognición y en los modos de apropiación.
En este contexto informacional,
Sin embargo las NTICS como sistema complejo, emergente y con regularidades internas, presenta una fuerte consistencia interna. La red en su evolución, asume un carácter anárquico, auto-organizado y fundamentalmente local y distribuido.
De esta manera se advierte que su incidencia en las interacciones sociales, da por resultado formaciones espontáneas de comunidades de carácter virtual, de acciones colaborativas de intercambio y producción. Un ejemplo de ello lo constituye la manera en que los jóvenes se van autoorganizando formando “MOBS” o pandillas, tribus y asociaciones lúdicas. Un caso puntual es la reciente formación de la tribu de los “Floggers” vinculados a través del fotologs, con un nivel de participación imprevisible y que se proponen como sistemas de identificación que incluso los ha llevado a enfrentarse con otros grupos hasta llegar a la violencia física (el pasado miércoles 3 de setiembre un grupo de bloggers se dieron cita en el Abasto-Buenos Aires, en donde se enfrentaron con un grupo de Emos, provocando destrozos). Según Hpward Rheingold (citado por Kiektik, 2006: 5), la emergencia de comunidades móviles, digitales masivas permanentes generará nuevos tipos de tribus (MOBS) urbanas interconectadas.
En la sociedad digitalizada, todo lo que se sumerge en la superficie on line se convierte en público, adoptando nuevas formas de vincularse, agruparse, e incluso intimar. En este escenario nativos y migrantes son los protagonistas y la producción de conocimiento se ve mediatizada por la dinámica y dimensiones que las redes adoptan, atravesando las experiencias particulares.
Referencias
- Kiektik. Mario Luca (2006): Nuevas Tics, nuevas preguntas y propuestas. Exposición en Foro Internacional “Adolescentes, Jóvenes & Tics en la lucha contra el VIH-SIDA, Lima Perú.
- Kiektik. Mario Luca (2008): Conectándonos en red. Desarrollo Sesión 1 del Módulo Técnicas de Trabajo Colaborativo, Diplomatura en Educación y Nuevas Tecnologías. FLACSO.
- Watzlawick, Paul (1995): El sinsentido del sentido o el sentido del sinsentido. Editorial Herder: Barcelona.
Webografía
- Alejandro Piscitelli (2004):